Aprovecha la Ley de Caza para regular temas medioambientales, más propios de la Ley de Conservación de la Naturaleza autonómica, con un desarrollo reglamentario incierto.
Elimina modalidades de caza.
Fomenta la permanencia de animales asilvestrados de procedencia doméstica, que tantos daños provocan sobre las cinegéticas, al no contemplar su abatimiento.
Amplía numerosas prohibiciones que afectan a la gestión y el ejercicio de la caza.
Penaliza sin ninguna justificación a los cotos de caza, al obligarles tener una mayor superficie dedicada a área de reserva, sin retrotraer el derecho de adscripción de las vías pecuarias.
Agrava e impide la instalación de cerramientos cinegéticos.
Eleva las infracciones y el poder sancionador hacia la gestión y el ejercicio cinegético y despenaliza los perjuicios ocasionados por terceros.
Impide la caza o control del zorro como especie cinegética predadora que se practiquen con rifle.