Decir aquello de que “los ciudadanos es lo que han querido con sus votos” para justificar los distintos pactos de gobierno que pretendieron conseguir nuestros políticos, en esta fallida legislatura, ha sido habitual todos estos meses. Dudo que la mayoría de los ciudadanos quisieran los pactos planteados y tampoco el gasto público producido. Está claro que el resultado de las últimas elecciones es negativo para las arcas del estado: de nada sirvieron, excepto para un derroche de dinero, que entre otras cosas llenó las cuentas de los partidos con representación parlamentaria, a cambio de muy poco pues no ha habido un periodo de gobierno. Esas subvenciones que reciben los partidos por cada grupo que se constituye en el congreso y por cada diputado, alcanzan por ejemplo algo más de un millón setecientos mil euros anuales en el caso de Podemos. Esta formación intentó subdividirse en cuatro grupos, lo que le hubiera supuesto un aumento de la asignación, unos veintinueve mil euros mensuales más por fracción, en definitiva unas cantidades que supondrían unos ingresos próximos a los del partido que actualmente casi les doblaba en diputados. Han estado mareando la perdiz, pero no era su bolsillo el que se resentía, pagaba el estado. Es cierto que a muchas formaciones con representación parlamentaria aquello del estado español les importa lo justo, al final a más de las que pensábamos, pues precisamente el partido que intentaba hacer negocio con el cuarteo se adhirió a aquello de “la libertad de decidir” y últimamente a pasear al asesino etarra Otegui por Europa. No tengo duda de que el resultado electoral hubiera sido distinto si en la campaña las cartas hubieran estado sobre la mesa. Por desgracia los ciudadanos nos encontramos con grandes sorpresas cada vez que elegimos a nuestros representantes. En unos casos por el incumplimiento de las promesas electorales y en otros por formalizar pactos o asumir políticas extremas, que no tienen nada que ver con el programa que votamos. Por todo ello, dudo que ningún político pueda decir de forma general que hacen lo que los ciudadanos han elegido con sus votos.
Después de esta bochornosa demostración de lo que hay que hacer para estar unos meses más en el cargo, sería conveniente, y más pensando en que nos espera un gobierno formado por varios partidos, exigir a estos que manifiesten con claridad sus intenciones. Así luego cuando hablen de la voluntad de las españoles será de verdad o casi. Sería el caso de Podemos con ese apoyo a los eco-extremistas, que deje claro qué piensa de la actividad cinegética, para que las personas dependientes de la caza en muchos pueblos de nuestra región tengan claro lo que pasará con su fuente de ingresos o/y su afición si gobierna dicho partido. También debería darse por aludido el Partido Socialista, debido a sus alianzas con Podemos en muchas administraciones, sería justo que dijeran a sus votantes cazadores que piensa de la actividad y como la trataría ante posibles negociaciones. No sirve con decir que demuestran su apoyo día a día, pues hay ejemplos de lo contrario, solo tienen que recordar las iniciativas del eurodiputado socialista Andrés Perelló, ante la comunidad económica europea para acabar con la caza.
Juan Caballero de la Calle.
Presidente: ATICA CLM